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El factor cultural de la empresa en tiempos digitales


El factor cultural de la empresa en tiempos digitales

Esta reseña no versa sobre como las empresas pueden aportar con su contribución al desarrollo cultural de nuestra sociedad, ni mucho menos sobre la proyección de la cultura a nivel interno entre los empleados, aunque algo de intención sobre esto último sí tengo, lo verás toda vez que entre en materia.

La Transformación Digital de nuestras empresas. Ese término que lleva años en boca de todos ha cobrado tanta relevancia, que me atrevería a decir que se encuentra “manido”, hasta el punto incluso de llegar a convertirse en una moda, que no lo es, ya que se trata de una necesidad para las empresas, para todas, con independencia de su dimensión o de la orientación de su negocio.

Pero ¿por qué es una necesidad?, la respuesta es obvia: el cliente, el comercio, la economía ya son digitales o tienen un componente digital muy significativo en cualquier nicho de mercado. Aunque, ¿te has detenido a pensar por un instante si los empleados o la dirección en las empresas son digitales? A priori, podrías pensar que sí, ya que los propios trabajadores y directivos a su vez son motores y pilares fundamentales del comercio y la economía, aunque iras viendo como ese “sí a priori”, se convierte en un “tal vez no”.

La digitalización del mundo, de la sociedad, de la empresa, no es algo nuevo o que haya comenzado en el último quinquenio, puesto que, desde los años cincuenta del siglo pasado, en que arrancó lenta pero inexorablemente el proceso digital, con las llamadas computadoras electrónicas, (ya que en esos tiempos Estados Unidos no sólo alumbró el nacimiento del rock and roll, también vieron la luz las primeras computadoras), pasando por la aparición de los microprocesadores y los ordenadores personales en los setenta y su propagación a lo largo de los ochenta en las empresas, (hace años que ya nadie puede concebir el llevar una contabilidad o las finanzas a mano), todo esto que relato de forma muy resumida ¿A caso, no fue un proceso de transformación digital, aunque sea dilatado en el tiempo?

En paralelo a los años en que transcurrió esta reseña histórica que te he contado, fue germinando lo que hoy conoces como Internet, la idea se gestó a partir de una red de ordenadores comunicados entre sí, hasta que en el año 1991 apareció la World Wide Web y en 1998 se produjo el surgimiento de Google.

¿Por qué durante todo este tiempo no se habló de transformación digital como tal y ahora sí? Sencillamente, bajo mi punto de vista, esto es debido al cambio social, global y acelerado que sí se lleva produciendo durante estos últimos años, en el cual nos hallamos inmersos, y que, debido a la rapidez con la que se está ocasionando, puede dejar fuera de juego a aquellas empresas que no se sumen a tiempo al cambio y, además, que no lo hagan de forma autoconvencida.

A raíz de la generalización del uso de Internet han cambiado fundamentalmente tres variables: el espacio, la escala y la rapidez, que en conjunción con las últimas tecnologías digitales nos llevan a este proceso de cambio social y global acelerado, que afecta a todos los niveles. Si hace entorno a 10 años hablábamos de la era de la globalización económica, ahora estamos en la era digital y de las tecnologías de la información.

¿Por qué durante todo este tiempo no se habló de transformación digital como tal y ahora sí? Sencillamente, bajo mi punto de vista, esto es debido al cambio social, global y acelerado que sí se lleva produciendo durante estos últimos años.

Hablo de últimas tecnologías digitales, y con ellas me estoy refiriendo a una serie agentes tecnológicos como son, marketing online, big data, business intelligence, mobile, Internet of Thinks, cloud computing, realidad aumentada o la propia ciberseguridad del conjunto de todas estas tecnologías, que ya llevan un tiempo dando que hablar y que continuarán haciéndolo.

Estoy seguro de que existirán responsables de negocios más o menos pequeños, incluso empresas medianas, que argumentan que estas tecnologías no son para ellos, que no tienen esa necesidad o que no reportará ningún beneficio en sus procesos productivos, pero nada más lejos de la realidad, ya que éstas, son los agentes tecnológicos que sustentan la transformación digital. ¿Argumentos?, no faltan. ¿Y el riesgo?, quedarse fuera de juego.

Los mismos objetivos que se persiguen con el marketing offline, pero a través de la Red, se obtienen con el marketing online, promocionando los productos o servicios en Internet, siguiendo una estrategia omnicanal, puesto que estamos de acuerdo en que los clientes son digitales, están conectados y están “on y off”, por lo que hay que dirigirse a ellos a través de este medio, en caso contrario, los perderás en beneficio de tu competencia. Una estrategia de marketing online bien ejecutada proporciona un feedback, datos, información, KPIs, métricas, etc, datos muy valiosos al igual que los que puedan proporcionar a nivel interno softwares de planificación de los recursos o administración de la relación con los clientes. Toda esta amalgama de datos, su análisis, el manejo del alto volumen de información generada a gran velocidad, que aumenta día a día, hace cada vez más compleja la toma de decisiones y es clave conocer el impacto que el día a día está teniendo en los resultados, en el negocio, para anticiparse en la toma de decisiones. A su vez, los datos deben estar accesibles, en cualquier lugar en cualquier momento, y a través de soluciones en la famosa nube, lo que va a permitir tener una mayor integración en la empresa, trabajo en equipo y plena disponibilidad en cualquier lugar, y aquí entro en la movilidad, que permite el acceso remoto a la información en cualquier lugar, permitiendo nuevas interacciones entre empleados, empresa, cliente, proveedor o partner, con un abanico impresionante de oportunidades.

Como verás, he tratado de encadenar y dar significado a estas tecnologías en un conjunto engranado, perfectamente válido para cualquier negocio, sin circunscribirme a ningún sector en particular, ya que si por ejemplo, aplicamos estos agentes tecnológicos al sector industrial, debo mencionar el término de industria 4.0, con la puesta en marcha de las llamadas “Smart Factories”, un nuevo hito en la evolución industrial, a partir de la llamada la tercera revolución industrial en la que primaban los altos niveles de automatización, y que en el presente se implementan sistemas de industria inteligente, internet de las cosas (IoT), big data e hiperconectividad. Otro concepto más difundido es el de la Smart City, mismos agentes tecnológicos, pero en otro ámbito de aplicación, con lo que quiero transmitir lo transversal del concepto.

La transformación digital no significa comprar un CRM o ERP para la empresa y parametrizarlo con más o menos acierto, sumado a tener presencia en Facebook, Twitter, Instagram y LinkedIn.

El paso del tiempo me ha permitido vivir experiencias desde distintos prismas, que me han situado como proveedor de soluciones, usuario, cliente e incluso me atrevería a decir “sufridor”, encontrando empresas que por el mero hecho de disponer de presencia en la Red a través de un sitio web o un eCommerce, ya se considera digitales, no sería la primera vez que escucho a alguien decir, ya estoy en Internet ¡soy digital!, y esto, aunque simplemente exista de cara a la galería e internamente funcione analógicamente; y en contraposición con lo externo, tengo el ejemplo a nivel interno, que por implantar un ERP o disponer de sistemas de tratamiento documental, se está en la creencia de que han digitalizado todos sus procesos y que por arte de magia se han transformado en organizaciones digitalmente competitivas, cual “hombre lobo” que se ha transformado de la mañana a la noche.

Si me has seguido hasta aquí, estarás más o menos de acuerdo conmigo en que las empresas deben subirse al carro de la transformación digital, pero tengo una mala noticia, la transformación digital no significa comprar un CRM o ERP para la empresa y parametrizarlo con más o menos acierto, sumado a tener presencia en Facebook, Twitter, Instagram y LinkedIn, junto con una página web, tienda online, marketing digital y comunicar a los clientes tu newsletter.

Todo ello no es sinónimo de digitalización, ya que el concepto va un punto más allá y la transformación digital conlleva un cambio de paradigma en la organización y en la cultura de la empresa. Porque el cambio de la cultura interna de la organización debe ser plenamente digital.

La cultura, efectivamente, este es uno de los principales pilares de la transformación digital, y quizá en el que se encuentre la clave del éxito en la evolución. Sin este pilar, la empresa no encontrará la oportunidad de combinar sabiamente los agentes tecnológicos de los que he hablado, y que proporcionen como resultado nuevas técnicas y habilidades en la empresa, que generen mayor eficiencia y eficacia en la operativa diaria, nuevas experiencias de cliente, capacidades de adaptación a los rápidos cambios del mercado y la economía, mejorando la colaboración interna e impulsando la innovación. Posibilitando el desarrollo del talento y la definición de nuevas estrategias.

Porque la transformación digital no se obtiene sólo con tecnología, sino con personas.

La adopción de estas nuevas tecnologías en las empresas, son procesos que pueden ser más o menos rápidos, o más o menos costosos, en cambio, la adopción de esta nueva tecnología por los empleados no siempre será un proceso tan simple (no sería la primera vez que me encuentro con un desarrollo tecnológico “guardado en el cajón”) y es aquí donde está la clave del éxito, disponer de una cultura no ya predispuesta al cambio, sino precursora del cambio, y que sea capaz de reconocer, valorar, aplicar y desarrollar los beneficios de los agentes tecnológicos, eso es lo relevante. Que la dirección de la empresa esté convencida de ello y que todos los departamentos se encuentren involucrados.

A modo de conclusión me gustaría que te quedes con el concepto de que, para que exista transformación digital, primero debe existir transformación cultural, ésta última será la que empuje, la que dirija y lleve la tracción del cambio al modelo digital que toda empresa está abocada a encarar. Cada uno de los agentes tecnológicos sobre los que he pasado muy por encima no son transformación digital en sí mismos, sin embargo, la mayor parte de las empresas y organizaciones, en su proceso de transformación digital, deberán emplear estas tecnologías que, sumadas a la cultura digital, amplificarán su proceso de transformación y mejorarán las probabilidades de éxito.

El presente artículo se trata de una actualización del original que publiqué en agosto de 2018 en la revista impresa Castilla y León Económica, prácticamente dos años y medio han pasado ya de ello, y sólo puedo que reafirmarme en lo expresado.

Fotografía de Rafael Cabezudo Lombraña

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