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El papel del director financiero en la transformación digital de las empresas


El papel del director financiero en la transformación digital de las empresas

Los cambios producidos en el último año sobre las estructuras empresariales, las fórmulas de venta, el comportamiento de los consumidores, los entornos altamente inestables e inciertos, etc. han dejado claro que las empresas tienen que actualizar sus modelos de negocio para sobrevivir y reactivar la senda del crecimiento. En este escenario, la función financiera ha demostrado que tiene la capacidad de reacción necesaria para liderar la remodelación de los sistemas de gestión de negocio y conseguir el objetivo no solo de supervivencia, si no, de reactivación de la senda del crecimiento.

Lo sucedido este último año ha puesto a prueba las estructuras empresariales por todos sus flancos. Por un lado, la cadena de suministro ha llegado en algunos momentos a quedarse totalmente bloqueada, dejando sin posibilidad de reacción a muchas empresas. Esto ha puesto encima de la mesa las miserias del comercio global, la desindustrialización de muchos países, etc., el papel de la dirección financiera ha sido crucial en estos casos, llegándose a crear un nuevo perfil dentro de las organizaciones que reúne las tareas de fianzas y operaciones en una sola función.

Por otro lado, desde hace una década estamos asistiendo a un cambio en el que es la tecnología quien está reconfigurando la realidad empresarial, y no al contrario. La dirección financiera tiene que desarrollar la visión estratégica necesaria para dirigir este cambio, con el objetivo de garantizar la supervivencia de la organización a través de la competitividad.

La tecnología ha traído el acceso generalizado a los datos, tanto propios como de terceros, desarrollando la necesidad de convertir estos en conocimiento, en tiempo real. Conocimiento que pueda ser utilizado en la toma rápida de decisiones estratégicas. La única área en la empresa donde entroncan todos los procesos de gestión de las compañías es el área financiera, que tiene que estar capacitada para interpretar y valorar cualquier información en un tiempo récord.

Uno de los problemas a los que se enfrentan las organizaciones en este entorno, es la valoración del retorno de la inversión tecnología. Si bien es cierto, que prácticamente todas las empresas tienen claro que no invertir en tecnología es el mayor error que pueden cometer, invertir sin una estrategia que tenga en cuenta la capacidad de retorno de la inversión, puede también convertirse en un peligroso error.

La tecnología ha traído el acceso generalizado a los datos, tanto propios como de terceros, desarrollando la necesidad de convertir estos en conocimiento, en tiempo real

La automatización de los procesos que trae consigo la tecnología, no terminará con la función financiera dentro de la empresa como muchos auguran. Es cierto que la carga administrativa de la función financiera se ha reducido enormemente, incluso desaparecido en algunos casos, transformando la función del director financiero en la de un científico de datos especializado, capaz de detectar cualquier desviación sobre la estrategia o incluso nuevas oportunidades.

Este flujo masivo de datos en las organizaciones hace que por primera vez todos los departamentos hablen el mismo idioma. Ahora la tarea es conseguir darles un sentido global y estratégico a todos estos datos.

El proceso de adaptación de las organizaciones a la tecnología ha de ser lo más ágil posible, siempre garantizando la sostenibilidad de las acciones. Deben centrarse en acciones de alto valor añadido, desterrando todas aquellas otras que no aportan valor. Para ello necesitamos profesionales altamente cualificados, como los que hay en los equipos financieros, que tendrán que estar, no solo, altamente capacitados en su función, sino que deberán estar familiarizados con la constante evolución de la tecnología.

Finalmente hay que poner de manifiesto dos nuevos riesgos que surgen de la digitalización. Por un lado, la falta de control sobre el uso y distribución de los datos, ya que se convertirán en el mayor activo de las compañías. Y la fuga de los perfiles que analizan y dan sentido estratégico a esos datos, debido al elevado coste que tendría sustituir el conocimiento de la compañía que posee ese perfil.

Por lo tanto, la pregunta no es si la transformación digital esta o se la espera, esa cuestión ya debió resolverse hace más de diez años. La pregunta que una organización debe de hacerse en estos momentos es, en qué estado de transformación digital esta mi organización y si es suficiente para competir en los mercados actuales.

El paradigma de la supervivencia empresarial ha cambiado, no sobrevive el mas fuerte, ni el mejor adaptado, hemos visto como grandes compañías que creíamos eternas han desaparecido en cuestión de meses. Sobrevive el que más rápido se adapta a los cambios, el tiempo ha pasado a jugar un papel crucial en cualquier decisión empresarial. Vivimos en un entorno en el que los cambios se sucederán cada menos tiempo, generando inestabilidad, donde las organizaciones deberán de tener sistemas capaces de afrontarlos de la manera más rápida y ágil posible.

Fotografía de Adeolu Eletu en Unsplash.

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