Para los directores Financieros, quienes mantienen firme el timón de las finanzas en las compañías, el uso de la tecnología les permite tener la información actualizada y al momento para apoyar y monitorizar el crecimiento corporativo. La función del Director Financiero se ha ido construyendo a través de los años, cuando las recesiones económicas han empujado a las empresas a ser más creativas a la hora de invertir sus recursos y mejorar la toma de decisiones.
Desde los comienzos han sido muchos los cambios en el departamento de financiero, hemos pasado de los tiempos en los que la administración se llevaba a cabo en libros de registro manuales, dando un salto cualitativo con la aparición de las hojas de cálculo, que más tarde se integrarían en suites de ofimática, hasta hoy en día donde podemos contar con plataformas especializadas de análisis predictivo que nos ofrecen la posibilidad de optimizar nuestras decisiones echando una mirada al futuro a través la Inteligencia Artificial.
La dirección financiera tiene que saber manejar y estar al corriente de la diversidad tecnológica que tiene a su alcance y que puede ofrecer una ventaja competitiva en el desempeño de su trabajo. Para ello proponemos una serie de tendencias para este año, de las que debemos estar muy pendientes:
1. Decisiones basadas en datos.
Cada día el departamento financiero tiene acceso a mayor cantidad de datos, no solo históricos de la compañía y en tiempo real, sino también a proyecciones de negocio en tiempo real que debe analizar. Por eso el director financiero no solo debe de ser un experto en gestión financiera, sino también un consumado ingeniero de datos, capaz de desenvolverse con soltura entre la cada vez mas ingente cantidad de datos que tiene a su disposición.
2. Inteligencia Artificial (IA).
La incertidumbre económica que nos rodea hace de la Inteligencia Artificial un aliado de incalculable valor a la hora de ofrecer simulaciones de negocio en tiempo real, entre otras aplicaciones. La Inteligencia Artificial (IA) y el Machine Learning continúan desarrollándose a marchas forzadas expandiendo sus áreas de actuación y generando mejores y más potentes herramientas para ayudar en la gestión de las compañías.
3. Transformación digital o transformación de las organizaciones, sin más.
A medida que la tecnología transforma a las empresas, los departamentos de finanzas tendrán la obligación de contar con una visión estratégica capaz de impulsar una transformación en todo el negocio que garantice su supervivencia. Los departamentos financieros que no logren demostrar una madurez tecnológica pondrán en riesgo las obligaciones de actualización de su compañía.
4. Tesorería en tiempo real.
Uno de los pilares de la dirección financiera es la gestión de la tesorería de la organización. La digitalización que están acometiendo las entidades financieras proporciona la posibilidad de estar conectado a estas en tiempo real, desde nuestras organizaciones a través de aplicaciones, webs, api’s que se integran en nuestros sistemas, etc. Cada vez es menos necesario acudir físicamente a las entidades financieras, es posible que ni siquiera sepamos donde se encuentran, sencillamente nos conectamos con ellas. Cada día somos testigos de un incremento del número de pagos en tiempo real, financiaciones online, operaciones de negocio condicionadas sin necesidad de un notario, etc. recibiendo un flujo constante de datos bancarios que desafiarán la capacidad para la toma de decisiones de los equipos de tesorería de las organizaciones.
5. Ciberseguridad.
Nada en toda esta revolución tecnológica es posible si no garantizamos la seguridad de nuestros datos. Como comentamos en el punto primero, las decisiones tienen que estar basadas en datos y por ello estos datos son de incalculable valor para las compañías. Cada vez son más frecuentes ataques contra organizaciones que no buscan el robo de dinero, si no el robo o la manipulación de datos. Por lo tanto, la ciberseguridad de nuestras estructuras tecnológicas ha de ser una política de primer orden dentro de las organizaciones.
6. Riesgo geopolítico.
Los directores financieros necesitan tener siempre presente la importancia del entorno geopolítico acorde a la actividad de la empresa y a su estructura. La gestión clásica del riesgo geopolítico valora la incertidumbre de los acuerdos comerciales entre países, la fluctuación de las tasas de interés, de las divisas, etc. A esta visión clásica hay que sumarle los riesgos geopolíticos de índole tecnológica, como pueden ser: en qué país tenemos nuestros servidores de datos, en qué país está la propiedad intelectual de la tecnología que utiliza mi organización, como afecta la legislación de cada país respecto a la utilización de determinadas tecnologías, etc. La absoluta interrelación entre las diferentes economías del planeta hace indispensable poner énfasis en comprender mejor el entorno geopolítico en el que se desenvuelve cada compañía y de las exposiciones al riesgo que conlleva.
Fotografía de Carlos Muza en Unsplash